domingo, 5 de abril de 2009




Dolorosa felicidad
Virginia González Mesa

Esta película de la Alemana Doris Dörrie cuenta el sentido del amor, de la vida y de la muerte a través de dos culturas diferentes pero con un punto de unión: el Butoh, una danza que nace en Japón durante el movimiento hippie en este país y muy poco conocido incluso dentro de sus fronteras. Kazau Ono es el maestro del Butoh actualmente e intento mezclar danzas expresionistas alemanas con tipos de danzas japonesas. La directora utiliza esta danza para unir estas culturas a través del impecable papel de Hannelore Elsner (Trudi), una mujer madura, fuerte y provinciana que rechazó el amor a este arte en su juventud por casarse con Rudi (Elmar Wepper) un funcionario maniático que odia todo aquello que se salga de su rutina.
La película se divide claramente en dos tiempos bien diferenciados; el que pasan en Berlín visitando a dos de sus hijos, con un ritmo mucho más rápido que el que usará para narrar la segunda parte que se desarrolla en Tokio, mucho más lento, cauteloso, relajado y con un toque sensual… que nos recuerda a las películas japonesas de Kim- Ki – Duk pero que, viniendo de la mano de una alemana, se hace eterna.


Los cerezos en flor (2008) nos habla sobretodo del amor entre las personas y de lo efímero que éste es a través de una metáfora exquisita, el florecimiento primaveral de los cerezos en Japón, algo realmente bello que dura apenas unos días. Si no vas allí, si no aprovechas la oportunidad cuando se te ofrece, puede que no la vuelvas a tener nunca, al igual que sucede con el amor
La película posee una fotografía perfecta que te transporta de la butaca del cine a Japón y si vamos más allá se puede hasta oler los cerezos al ritmo de una música escogida de forma muy acertada. Un filme lleno de detalles y colorido pero falto del una temática consolidada, sobretodo en la relación entre los personajes que al final de éste deja al espectador lleno de dudas y buscando porqués.

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