lunes, 16 de marzo de 2009


Consejo Disciplinario.
Mirosely Zamora Gutierrez

La Clase (2008), basada en el libro “Entre les Murs” de François Bégaudeau (guionista y protagonista de el filme), nos muestra la historia de un profesor de lengua, que tiene que enfrentarse a diario a un grupo de adolescentes conflictivos pero inteligentes que se ven sumergidos en una marginalidad mental y social. En el otro bando un educador que más allá de ser un simple transmisor de conocimientos, se nos plantea como una persona en continua lucha por mantener el control, el poder y el respeto.
Magníficamente rodada a modo de documental, el director Laurent Cantet, no sólo nos muestras la decadencia a la que pueden llegar las aulas de un instituto, sino que nos pone en situación como si fuéramos uno más de los alumnos. Todas las escenas transcurren dentro de la escuela, nunca se nos revela la vida de los estudiantes ni de los profesores fuera de los muros, lo cual te coloca en una situación asfixiante en ocasiones.
Sin necesidad de una banda sonora, y con un ritmo fílmico que para algunos podría resultar monótono, el largometraje te mantiene centrado en el argumento, sobre todo en los personajes, gracias a los movimientos de cámara que constantemente nos muestran los rostros de los mismos y por consiguiente sus emociones.
Al final del camino nos estrellamos con un sistema educativo y disciplinario que tira de la cuerda hasta que no queda más remedio que soltarla para no ser el primero en caer. Esperar hasta que el último recurso sea el de expulsar a un alumno y que otros arreglen el problema que ellos no han podido o querido solucionar. La Clase, no da soluciones, ni enseñanzas, ni metáforas; simplemente plantea una cantidad de problemas, en este caso ambientados en Francia, pero que lamentablemente encontramos en el resto del mundo.


Cierta clase de documental
Vanessa Rosa Serafín

Prohibido traspasar la salida del instituto. Entre la clase, el patio y el despacho de profesores se desarrolla el juego.

Un curso completo entre profesores y alumnos, de forma franca, directa, alejada de tópicos. Según éste va avanzando, se conoce un poco más la amalgama tan variada de jóvenes franceses; el espectador se instala a tiempo completo en una de esas clases de pintura ajada. Se puede recordar el ambiente del instituto, caracterizado por el colorido de las ropas, de los peinados, de las actitudes que representan a cada cual.

Al otro lado, François. Se muestra como un profesor de perfil poco definido, por encima de lo maniqueo, con las ideas claras a favor del alumno; sin embargo ese curso va a evolucionar hacia la pérdida de la paciencia y de su talante positivo, algo por otro lado totalmente comprensible.

Se trata de un filme en el que se concentra todo lo que sucede en cualquier instituto: los perfiles de los profesores, y de los alumnos, los problemas sociales que están detrás de ellos, sus inquietudes, sus miedos, sus recelos, sus reacciones. Lejos del desarrollo usual del cine, La clase (2008) no tiene principio ni fin, ni se dirige hacia un objetivo; lo más cercano a ello es que se encuadra dentro de un curso escolar, que comienza y acaba, como base para el discurso.

A pesar de este acertado retrato del instituto francés, de esa reflexión sobre la enseñanza actual, todo el peso del filme recae sobre el interminable diálogo, sin lugar para una banda sonora que aporte dinamismo.

Con una textura fotográfica cercana al documental; así como una forma de resolver la película a partir de primeros planos, -que producen una sensación de encerramiento desde la perspectiva del alumnado-, provoca que La clase se vaya volviendo cada vez más insufrible a lo largo de las dos horas y ocho minutos que dura la cinta.

Laurent Cantet propone un acercamiento sin tapujos a la variopinta sociedad francesa, ejemplificada en las situaciones y conflictos surgidos por las diversas culturas que se dan cita en el instituto. Una clase, al fin, que es capaz de sumir al público en una acuciante monotonía. Nada más semejante a una auténtica vuelta al instituto. Ya se escucha resonar el timbre de entrada. Literatura. 8:30.

No hay comentarios:

Publicar un comentario